martes, 3 de septiembre de 2013

Ese adiós que se dice, pero no se acepta en el corazón.

Llega un punto en el que se te acumula todo. Son palabras, gestos, promesas incumplidas que duelen. Cuanto mas confías en alguien, antes te falla. Y toda esa confianza que tenías, esa confianza en una persona al cien por cien, desaparece. Y explotas, porque ves que no hay actitud de cambiar. Parece que es muy difícil cambiar por una persona a la que quieres. Y llega un momento en el que parece que solo me importa a mi y algo no puede ir bien entre dos personas si solo una pone de su parte. Porque yo lo puedo dar todo de mi, pero espero recibir algo a cambio. Y veo que doy, pero no recibo. Pues bien, aqui me tienes, con los ojos rojos y con dolor de cabeza, esperándote. Pero sé que eso no va a pasar, así que tengo la esperanza de que tú también me estés esperando, porque ten claro que voy a volver.

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