lunes, 4 de febrero de 2013

Me encantaría ir a tu casa, que me dijeran que estás arriba. Subir seis escalones, girar, otros seis,volver a girar. Seis más, girar, y los últimos seis. Pararme a mirar cómo juegas al Black Ops, dejar la mochila en el suelo y decirte hola. Llegar a tu cama, verte, sonreír, quitarme las zapatillas y meterme en tu cama, debajo de tu edredón y contigo a mi lado, sin camiseta. Mirarte y pensar en las ganas inmensas que tengo de darte un beso. Me encantaría estar allí, a tu lado, y decirte que si me puedo poner encima de ti.. girarme y darte un beso. Y otro.. decirte que tengo frío y que te levantaras a apagar el aire, por la izquierda de la habitación, agachando la cabeza para no darte con el techo.. ponerme en el centro de la cama con el mejor cojín como almohada y.. sonreír. Pues claro, joder. Sonreír. Pararme a pensar que tú estás ahí, conmigo, después de más de dos años. Y que vuelvas y te lances a la cama, que intentes quitarme y al final me cojas y me dejes en la otra parte... en mi parte. Y volver a ponerme encima, y perderme en ti... dejarnos llevar. Que acabáramos como el primer día que fui a tu casa, tú encima de mí y... los dos, juntos, rozando el cielo. Y que mi alma nos mire desde el techo con cara rara. Y luego... luego dormir contigo. Como la última vez. Abrazada a ti, escuchando tu corazón latir. Entrelazando nuestras piernas.
Juntos.
Eso me gustaría.

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