lunes, 14 de julio de 2014
Escuché en alguna parte que a veces se necesita un poco de sur para poder ver el norte. Y descubrí que tu cama era el puto sur de mi estabilidad y, consecuentemente, tus mañanas el norte del resto de mi vida. Compartimos, uno por uno, los puntos cardinales de lo temporalmente eterno, pero el problema es que estamos a punto de ahogarnos en aguas del lago más terrorífico que existe: The Orgullo Beach, Estado de Los Idiotas. No habrá Los Ángeles para los cobardes si seguimos atrapados en Las Vegas del amor que no se intenta. Y no hay nada peor que dos corazones rotos por haber descuidado el pasear de la mano por las tardes, el dejar de darle al whisky y al Malboro juntos por noche y no el clavarnos los huesos a cualquier hora del día si mis padres se hacen los tontos, o bien, se van al pueblo a pasar el fin de semana del principio de eso que tú llamas "lo nuestro".
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Y si pudiera decirte solo una cosa,
ResponderEliminarsería que el amor no se mide en años
sino en grados,
y que me has cambiado la vida.
Y si te preguntan por mí
diles que soy un desastre;
que me pierdo y a veces no hablo
que no me peino y no sé hacer de comer
que no tengo buena letra
ni me gusta ir despacio.
Que soy libre en exceso
que grito en las bibliotecas
y que me dan mucho asco los pies.
Que mi olor favorito es el de esos días de los que ya no quedan
que me río incluso los lunes;
que creo en las segundas partes (aunque ya no tengan magia)
que hago oídos sordos
y que no sé si algún día dejaré de correr.
Que soy malhablada
y rompo las reglas menos de lo que me gustaría;
diles que siempre decía que mi color favorito era el azul
pero que en realidad era el rosa.
Que soy egoísta
y que nunca he visto una estrella fugaz.
Que lo que más me gusta en el mundo
son las medias sonrisas de ‘sabes que sí’
que casi siempre como de más
y quiero de menos.
Si a mi me preguntan pondré cara de que conocerte fue
descubrir que si está roto se cose
porque hasta lo roto, late.
Que sabes a viernes
y a peli de risa.
Prometo ayudarte a tragarte uno a uno,
los vértigos
los ceros
y los pudo y no fue.
Prometo recordarte cuando estés triste que el tiempo contigo es como
todas esas victorias que confundimos con derrotas porque estábamos
ocupadas no conociéndonos.