No soporto los "has cambiado". Prefiero una patada en el estómago antes que tener que oír esas palabras. Yo sé que he cambiado. No se cambia por gusto. No se cambia inconscientemente. A veces cambiamos por experiencias, por recuerdos, por decepciones. ¿De verdad alguien puede llegar a pensar que me gusta ser infeliz? ¿Que me gusta llorar todos los días? Qué ingenuos.
Yo echo de menos sonreír de verdad. Echo de menos que mi máxima preocupación fuese un amor no correspondido. Echo de menos aquellos tiempos en los que un par de palabras no me afectaban y me quería a mí misma como la que más. Sí, yo en un tiempo fui así, todo lo contrario a lo que soy ahora. ¿Qué ha pasado? Pues que ahora pienso más. Qué asco me da esto de crecer. Verdadero asco. No hay otra palabra. Me dicen esos "has cambiado" como si se tratase de un "hace buen día". Las palabras duelen, ¿sabes?
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